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¡Ratas en la cocina!
¿Qué tan normal es asociar animales con comida y cocina? Creo que ni ahora ni antes ha sido algo normal pues como primer pensamiento lo asociamos con un pulpo que se está cociendo en una olla, langostas en una pecera para elegír cual comer o cualquier animal que se cocina o cocinará. Pero ¿qué hay de nuevo y común con un animal cocinando? Sé que no se lo imaginan pero en algún lugar de París a las afueras de una alcantarilla, un animal salió de su casa y se metió a crear pero más que nada a demostrar que los humanos tenemos prejuicios que no nos dejan vivir con tranquilidad y que no aceptamos cuando tal vez en otro lugar o en otro mundo eso es de lo más normal.
Efectivamente me refiero a la película animada Ratatouille la cual nos habla de cocina, amistad, amor y comida, que la hace un filme interesante porque rompió con la mala imagen que los ratones tenían con los humanos, por supuesto que no hizo que las quisieran pero sí que se respetaran como un animal y ser vivo que es que siempre ha sido parte de nuestro medio ambiente. Considero que nos dejó un buen mensaje y que además de divertirnos nos habló y demostró también un poco de la cocina.
Remy que es un personaje que representa a un joven con sueños y que como en muchos casos está inspirado por un personaje del ámbito en el que se quiere desarrollar, nos demuestra que con perseverancia y esfuerzo los sueños se pueden lograr. Así también le hace frente a sus miedos, los seres humanos, quienes se comportan egoístas y no creen que alguien pueda superarlos.
En esta película que más allá de ser una película animada y que se puede disfrutar en familia y que es dirigida hacia el público infantil, tiene un significado ambiguo por la responsabilidad moral que el mensaje de la película tiene con los espectadores adultos y por lo superficial que los niños al verlo pueden interpretarlo, y es que ciertamente resultaría asqueroso ver y saber que un ratón está preparando comida debido a la fea imagen de un ratón o rata, como dicen en la película, en la vida real y por todos los testimonios de ellas.
Creo que es una buena película, que nos dejó un mensaje de amor y paz con los demás seres vivos, de la amistad que se crea y que nos une al compartir un gusto y del amor que creamos con generosidad y amabilidad; y que por supuesto, nos sacó risas y sonrisas.
También cabe mencionar que la comida es parte de nosotros, que cierta sazón y cierto toque nos lleva a recordar algo en o de nuestra vida. Anton Ego quien era el crítico culinario al probar el plato que Remy y Colette hicieron del platillo ratatouille, queda impresionado y automáticamente este sabor le hace recordar cuando su mamá se lo preparaba en su niñez; y es que justo ese es una de las virtudes la comida y de la gastronomía, transportarnos a recuerdos o memorias de la vida que son inconfundibles. Y está otra de las razones por las que esta película, personalmente, pasa a ser agradable, porque este momento con Anton Ego nos demuestra la importancia que es la familia y cuáles son los motivos que nos unen a ellos.
A pesar de que es animada, y no muchas personas se animaron a verla, considero que debieron darle una oportunidad a esta película por todo lo que conlleva, su contexto, su mensaje y lo que transmite, lo cual en definitiva, hace que valga la pena.
Así también entiendo que de acuerdo a su publicidad la película pintaba como una historia de niños, pero quienes la vimos pudimos darnos cuenta que cualquier persona de cualquier edad podía disfrutarla y entenderlo, por supuesto, desde perspectivas diferentes.
Tal vez las únicas personas que no se sintieron tan identificadas o muy cómodas con la temática de una rata cocinando, fueron las mamás porque son ellas quienes se la pasan la mayor parte del tiempo en la cocina y porque si vieran a una rata de verdad metiendo mano en una de sus ollas, reaccionarían como Lingüini la primera vez.