Cuando se trata de comida, es muy común decir: Me gusta pero mi mamá lo prepara mejor, y es que no mentimos al decirlo porque a nuestro paladar, la sazón de mamá, siempre va a ser el mejor, aunque nos cocine el o la mejor chef del mundo porque justo ese título lo tiene ella. 

---

Pero ¿qué pasa cuando otra mamá prepara algo igual de rico que la nuestra? Creo que más que una sea mejor que otra, nuestra lealtad y fidelidad a nuestra mamá no nos deja aceptar que algo es muy bueno, lo cual yo creo que también es válido siempre y cuando no subestimemos un platillo porque así como a una mamá le llevo tiempo y esfuerzo aprender y preparar algo, así también a la otra le costó el mismo esfuerzo y dedicación. 

Cabe mencionar que hay un platillo para cada gusto y que también en cada lugar los gustos son distintos. Un ejemplo de esto es el mole el cual es originario del estado de Puebla, sin embargo la forma de prepararlo es tan variado a lo largo y ancho de nuestro país, por justamente eso, por la diversidad de gustos y paladares; hay gente que gusta de un mole picoso y hay otra que lo prefiere dulce, todo dependiendo de la región y de las costumbres en familia por supuesto; es por eso que desde mi punto de vista, cada mamá cocina de acuerdo a su entorno social y costumbres familiares, así que ninguna es mejor que otra. 

Otro punto que es importante comentar es que está comparación, comúnmente, solo la hacemos de mamá a mamá, pero no en el extranjero. Cuando vamos a otro país no solemos comparar muchas comidas con las de casa, tal vez esto se deba a que consideramos tal sazón ajeno a nuestro país o incluso al conocimiento culinario de nuestra mamá y es por eso que los platillos de otros países los comemos y disfrutamos sin culpa y sin sentir traición, lo cual considero bastante bueno. Así también no comparamos la comida de una chef con la de nuestra madre porque aceptamos y asumimos que hay una preparación profesional en ello, todo lo contrario de las habilidades empíricas de nuestra mamá. Lo que si no dudo y niego es que algún guiso nos recuerde, ya sea a nuestro país o a nuestra mamá. 

Pero, ¿qué tan válido es criticar la sazón de otra mujer? Considero que es un caso ambiguo porque por una parte podríamos decir que lo hacemos más que por voluntad, por inercia, para defender el esfuerzo que nuestra mamá hace, sin embargo también la forma en la que se expresa una opinión siempre va a determinar el impacto que este va a tener en una persona, en este caso en otra mujer que no sea nuestra mamá; pero creo que como dije al principio, toda comida o guiso debe ser respetado y valorado, tanto por motivos sociales como personales; y es que el sazón de nuestra mamá nunca está exento de comentarios bueno y malos, sino también es vulnerable a recibir un poco de todo. Es por eso que como dije hace unas líneas, cada cocinera y cada platillo debe ser valorado y respetado. 

Si eres mujer en algún momento de tu vida quizás pasarás a ser parte de este grupo en donde la competencia sana de sazones y platillos siempre estará vigente y si eres hombre, aprenderás a vivir probando y degustando las sazones de diferentes personas como las de tu esposa, hermana, rommie, etc. 

Al final de cuentas, México es uno de los países con mejor gastronomía, y aunque muchos chef y cocineros han dejado el nombre de nuestro país en alto, las mamás mexicanas también son una pieza clave a la hora de probar un guiso mexicano, porque los extranjeros no siempre han probado nuestros platillos típicos en un restaurante y nosotros siempre vamos a preferir mil veces la comida hecha con el corazón y en casa.

Así que ya sabes, cada mamá de cada rincón del mundo tiene una manera única y especial de cocinar. No discutamos lo indiscutible, solo disfrutemos del placer de comer y de comer bien, así también disfrutemos de tener la oportunidad de tener el privilegio de probar el mismo platillo hecho con diferentes manos y que al final, esto nos una más a la gente, a la gastronomía y por supuesto a nuestra mamá, que en el fondo de nuestro corazón, siempre será la cocina mejor.